LA COMUNICACIÓN EN EL PROCESO E-A (Enseñanza - Aprendizaje)
En el sistema de
enseñanza centralizado en el docente y
en el contenido del o información del tema, la tarea de transmitir
conocimientos es la mayor carga que éste soporta sobre sus
hombros. A su vez el alumno que desea pasar
o aprobar el curso se ve obligado a
absorber una cantidad considerable y cada vez mayor de informaciones:
conceptos, nombres, hechos, fechas, colores, relaciones, cantidades, fórmulas,
procesos, normas, entre otros, la mayoría de las cuales recibe “vía profesor”.
Sin embargo, la emisión
y transmisión de información o contenido y de su correspondiente recepción es
solamente una de las funciones de la comunicación entre el
docente y sus alumnos. La comunicación
es un proceso de interrelación personal que envuelve profundamente a los seres
humanos. Por otra parte, de la
eficiente comunicación depende no sólo el aprendizaje sino también el respecto
mutuo, la cooperación y la creatividad.
ENSEÑAR NO ES SOLAMENTE TRANSMITIR
“EL PROFESOR X TIENE UNA ADMIRABLE FACILIDAD DE EXPOSICION. DA SU CLASE EN
UNA FORMA TAN BIEN ESTRUCTURADA Y TAN CLARA, QUE LE ENTENDEMOS TODO, NO
NECESITAMOS PREGUNTARLE NADA. ES UN GRAN
COMUNICADOR”.
Sin embargo, ¿será un
gran docente o profesor?
Muchos docentes piensan
que su deber consiste en transferir a los alumnos el máximo de lo que saben, en
la forma mejor estructurada posible. De
ahí, por ejemplo, el abuso del datashow o el rotafolio empleado como guión del
tema o la materia.
Enseñar, sin embargo, no
es solamente transmitir, ni trasladar conocimientos de una cabeza a otra, a
través de la técnica expositiva. Enseñar
es hacer pensar, estimular a descubrir y resolver problemas; es ayudar a crear nuevos hábitos de pensamiento
y acción.
Esto no significa que la
técnica expositiva no deba utilizarse o que el docente sea un mal comunicador
por el hecho de disertar. Significa, sí,
que la estructura, la intención y los recursos
de la exposición deben dirigir el pensamiento de los alumnos hacia
la problemática y sus dilucidaciones.
Esto es, al raciocinio y no a la absorción pasiva de las ideas e
informaciones del docente. Significa,
además, que el docente debe ser un comunicador dialogal y no un
transmisor unilateral de información.
Ser un comunicador, por otra parte, no es actuar como un actor de teatro
o de TV y menos aún como un persuasivo doctrinador. Significa desarrollar “empatía”: colocarse
imaginariamente en el lugar del alumno y con él, tomar la problemática del
mundo para que, al mismo tiempo que aprende nuevos contenidos, desarrolle su
máximo tesoro: su habilidad de pensar.
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